Información
e identidad
El programa de información del
COO se dividió en dos fases: la primera —el Programa de Identidad Olímpica—
consistió en la creación y proyección de una imagen olímpica en México. La
segunda abarcó la cobertura mediática del evento.
Identidad
olímpica
Los anillos olímpicos inspiraron
el diseño geométrico del logotipo, que se convirtió en el símbolo de estos
Juegos en el mundo. Es una combinación de los cinco anillos más el año del
evento. El diseño, influenciado por el arte huichol, fue producto de la
colaboración entre Ramírez Vázquez, Terrazas y Wyman.
El COO creó el Programa de
Identidad Olímpica con el fin de dar a los Juegos Olímpicos un estilo
distintivo. Con él se establecieron los departamentos de Diseño Urbano y
Publicaciones encargados de diversos aspectos del diseño y las comunicaciones
del evento. Eduardo Terrazas fue el coordinador general del programa y del área
de diseño urbano y Beatrice Trueblood se encargó de lo relativo a las
publicaciones. Con el segundo mayor presupuesto dentro de la organización, la
primera tarea de ambos departamentos fue el desarrollo de un logotipo y una
simbología para los Juegos. Terrazas y Trueblood reclutaron, con el permiso de
Ramírez Vázquez, a un grupo de personas de otros países.
Los principales colaboradores del
proyecto fueron Terrazas —diseño urbano—, Trueblood —publicaciones olímpicas—,
Manuel Villazon —equipo de diseño estudiantil que contó con la participación de
quince mil jóvenes estudiantes mexicanos—, Peter Murdoch —proyectos
especiales— y Lance Wyman —diseño gráfico—, además de Alfonso Soto Soria, Abel
Quezada, Jesús Virchez Alanís, Mathias Goeritz, Bob Pellegrini, Michael Gross,
Julia Jonhson-Marshall y un grupo de artesanos huicholes.
Después de su llegada a México en
1966,Wyman estudió los «diseños de indígenas regionales, artefactos aztecas,
arte folclórico mexicano, artesanías regionales y la arquitectura de adobe. Se
centró en dos «elementos fundamentales del diseño gráfico para posteriores
desarrollos: línea y color. La identidad combinó las formas de la iconografía
tradicional mexicana, principalmente la artesanía huichola y el op-art. Al
igual que el arte huichol, el arte óptico empleaba líneas concéntricas,
paralelas, divergentes y convergentes. La precisión de las líneas y la
simpleza de las figuras empleadas por ese estilo fueron adecuadas para
comunicar «la racionalidad, eficiencia y actualidad alcanzadas por México en
esa década.
En cuanto a elementos gráficos,
el emblema se conformó de líneas repetidas que evocaban los diseños
precolombinos y los colores vistosos propios de las artesanías nacionales. Según
Terrazas, el logotipo tuvo un diseño con un componente mexicano, pero
modernizado por la geometría y fue resultado de la fusión de los anillos
olímpicos con el número 68 ,líneas
paralelas al estilo de tablas de los huicholes. La configuración de las letras
dio paso a un alfabeto empleado como unificante tipográfico de eventos y
sedes. Durante el proceso de creación, Pedro de Haro, un jefe huichol, y un grupo
de huicholes participaron con la creación de una serie de tablas que integraban
el 68 y los anillos. Aunque la idea fue originalmente concebida por Ramírez
Vázquez, fue perfeccionada por los artistas huicholes. Luego de la creación del
diseño básico, Terrazas ideó la extensión de las letras y Wyman llevó a cabo la
aplicación del concepto. Dina Comisarenco indica que las líneas curvas
combinadas con el número y los anillos «traslada visualmente el movimiento
hacia la palabra México asemejando las ondas en el agua provocadas por el
impacto de un objeto. Mientras que «el contraste de la tipografía contribuye a
destacar a los anillos», que se convierten en los protagonistas, es decir, el
objeto que al caer en el agua pone a México en movimiento. Terrazas diseñó
modelos tridimensionales del logotipo, que fueron colocados en diversas
instalaciones y en las villas olímpicas. La exposición mexicana en el XIV
Triennale di Milano en 1968 consistió en una versión aún más grande y en la que
los visitantes podían ingresar.
Muestra de parte de la
iconografía empleada para los eventos culturales.
De acuerdo con Rodríguez Kuri
(2003), hasta mediados de 1965, la publicidad relativa a los Juegos Olímpicos evidenciaba
un fuerte carácter prescriptivo y utilitario, pedestre inclusive [...]; a
manera de regaño anticipado se dejaba en claro que la imagen de México ante los
visitantes era responsabilidad de toda la población. Al momento en que Ramírez
Vázquez asumió la presidencia del COO, el eslogan de la campaña vigente era
«Pórtate bien mexicano, porque va a venir la Olimpiada. Sin embargo, al asumir
el cargo cambió el tono de las campañas e hizo uso del humor, pues, según él,
podría ser «más efectivo para convencer a las personas de aceptar los mensajes
subliminales de la campaña», es decir, que los mexicanos necesitan cambiar su
comportamiento para crear una buena impresión». El COO desarrolló cortos
televisivos de dos minutos protagonizados por Cantinflas caracterizado como el
Patrullero , personaje de la película El gendarme desconocido (1941). En los
comerciales, el policía llevaba a la comandancia a una «serie de personajes y
situaciones» con los que los visitantes podrían encontrarse durante el evento
deportivo.
Sobre la identidad olímpica mexicana,
Ramírez Vázquez declaró: el resto del
mundo ha tardado en olvidar una imagen de México, la de una figura cubierta por
un sarape y un sombrero sumida en un profundo sueño o en apatía a la sombra de
un árbol. La nueva imagen internacional de México está siendo creada este Año
Olímpico. Se trata, por supuesto, de una imagen totalmente diferente, pero no
se está haciendo el menor esfuerzo por crear una imagen que sea falsa. Para
Terrazas, con el proyecto se buscó dar una imagen de país con rica historia y a
la vez moderno, industrial. Con el programa de identidad se trató de desechar
las ideas presentes, algunas veces expresadas en términos neocoloniales, de que
México no estaba lo suficientemente industrializado, no era un país maduro, no
podría pagar los costos del evento o que la organización sería un desastre, que
se sumaron a las críticas por la altitud y por el retraso en las obras
olímpicas.
La configuración de las letras
del logotipo dio paso a un alfabeto empleado como unificante tipográfico de
eventos y sedes.
Se crearon vestidos especiales
para las edecanes, hechos con base en el logotipo de los Juegos. Otra pieza
clave del diseño fue el color. Se emplearon colores brillantes tanto para el
decorado de las sedes y la ciudad en general, como para los pictogramas. El
diseño de los Juegos ha sido destacado por su originalidad y funcionalidad, así
como su aporte al diseño gráfico. Philip B. Meggs señala que el «sistema
gráfico desarrollado por Lance Wyman y sus colaboradores en México, ha sido uno
de los más exitosos en el desarrollo de los sistemas de identidad gráfica. En
el caso de los pictogramas, a diferencia de los de Tokio 1964, que emplearon a
los protagonistas de los deportes, los de México se sirvieron de los accesorios
de cada deporte o de una parte del cuerpo de los deportistas. Fueron creados
por Wyman, Terrazas, Betrice Colle y un grupo de estudiantes de la Universidad
Iberoamericana dirigidos por Villazón, que emplearon una amplia gama de
colores, acentuando su simplificación y concentración visual. Para Wyman, la
iconografía fue similar a los glifos de las culturas del México prehispánico.
El 23 de diciembre de 1966, el
Congreso de la Unión autorizó la acuñación de una moneda de plata conmemorativa
con valor de veinticinco pesos. Una cara muestra el Escudo Nacional de México
y en el reverso se observa la figura de un jugador de pelota acompañada por los
anillos olímpicos. Por otra parte, en México, al igual que en todas las
ediciones olímpicas desde Ámsterdam 1928, se empleó la medalla diseñada por el
escultor italiano Giuseppe Cassioli, con la única modificación del año y número
de la olimpiada. En el frente se muestra a la diosa Niké con una palma y una
corona triunfal y al reverso un atleta cargado por un grupo de personas. Tuvo
un grosor de seis milímetros, un diámetro de sesenta y un peso de 130 gramos.